En la mezquita de Al-Aqsa, fragmentos de vidrieras cuentan una historia de conflicto

En la mezquita de Al-Aqsa, fragmentos de vidrieras cuentan una historia de conflicto

JERUSALÉN – En un taller en el borde de la Mezquita Al-Aqsa, Muhammad Ruwaidi pasa horas encorvado sobre paneles de vidrieras, esculpiendo minuciosamente a través de yeso blanco para revelar diseños geométricos. Mientras trabaja, hay un pensamiento del que no puede deshacerse.

“Ves esto”, dijo, haciendo una pausa y recostándose, “esto toma meses para terminar, y en un minuto, con una patada, todo el trabajo duro se ha ido”.

El Sr. Rowadi y docenas de otros artesanos y trabajadores palestinos preservan y restauran las mezquitas históricas y otros edificios en el complejo de la Mezquita Al-Aqsa de 35 acres, reverenciado por los musulmanes como el Haram al-Sharif, y reverenciado por los judíos como el Monte del Templo. Se están preparando para más disturbios.

El mes sagrado musulmán del Ramadán comienza el miércoles y coincide con la festividad judía de la Pascua judía a principios de abril, lo que genera temores de que la gran cantidad de fieles y visitantes al sitio en disputa aumente la probabilidad de enfrentamientos.

Los artesanos allí, incluido un especialista en pan de oro, un calderero y un tallador de madera, temen que su delicado trabajo sea destruido, como sucedió en años anteriores. Su frustración se ha visto agravada por el control más estricto de Israel sobre el complejo en los últimos años, lo que dificulta las reparaciones.

Los trabajadores de la mezquita, el tercer lugar más sagrado del islam, requieren la aprobación de las autoridades israelíes para reparar o reemplazar cada ventana rota o mosaico roto, según los trabajadores, los administradores del sitio y los grupos de derechos israelíes.

Los judíos creen que el complejo es el sitio de dos templos antiguos y lo consideran el lugar más sagrado del judaísmo. En los últimos años, los fieles judíos han rezado dentro del santuario, en violación de un acuerdo vigente desde 1967.

Dado que las festividades se superponen este año, se teme que el aumento de las visitas y las oraciones no autorizadas puedan provocar más enfrentamientos entre la policía israelí y los palestinos, como ha sido el caso en años anteriores.

El ambiente ya es tenso en medio de la escalada de violencia en Cisjordania ocupada por Israel. Fue el comienzo más mortífero para los palestinos en la Franja en más de dos décadas, ya que aumentó la violencia de los colonos e Israel intensificó sus mortíferos ataques en respuesta a una serie de ataques de grupos armados palestinos.

Los enfrentamientos en el recinto de Al-Aqsa entre policías antidisturbios armados con bastones que disparan gases lacrimógenos y balas de esponja y palestinos que arrojan piedras y fuegos artificiales han dejado muchas ventanas rotas y otros daños en los últimos años. Después de la violencia, el Sr. Ruedi y sus colegas quedan para recoger los pedazos.

Las ventanas de vidrio rotas se alinean en la parte superior de la Mezquita Al-Qibli, uno de los dos edificios principales dentro del recinto de Al-Aqsa, junto con la Cúpula de la Roca, una sala de oración con cúpula dorada.

Los artesanos dicen que a veces puede llevar años obtener las aprobaciones para las reparaciones.

Bassam al-Hallaq, un arquitecto que ha trabajado en la Mezquita Al-Aqsa durante más de 40 años, supervisando a artesanos y trabajadores, dijo que en 2019, la policía israelí lo detuvo y lo esposó durante horas después de que intentara reemplazar una losa sin su consentimiento. . Guarda recortes de periódicos sobre su experiencia grabados en un archivador en su oficina como recordatorio.

“La ocupación quiere confirmar que tiene el control y que nada sucede sin su consentimiento”, dijo al-Hallaq, refiriéndose al control de Israel sobre Jerusalén Este. “No están operando de acuerdo al convenio” que rige en el complejo, agregó.

La policía israelí dijo que el mantenimiento en el sitio “no era responsabilidad” de los oficiales. Pero para mantener la seguridad y el orden, dijo la policía, “se requiere coordinación y escolta”.

Los incidentes en el complejo a menudo han sido una chispa en el conflicto palestino-israelí más amplio.

En el año 2000, un viaje de Ariel Sharon, quien luego se convertiría en Primer Ministro de Israel, rodeado de cientos de policías, provocó el estallido de la Segunda Intifada o levantamiento palestino. Más recientemente, el ministro de seguridad del gobierno de derecha de Israel, Itamar Ben Gvir, enfureció a los palestinos y a los países musulmanes de la región al visitar el recinto.

Hallaq dijo que la relación entre los trabajadores del complejo y la policía comenzó a deteriorarse después de la visita de Sharon. Pero los trabajadores dijeron que la situación se ha vuelto particularmente difícil en los últimos años.

La policía no respondió a una pregunta sobre el motivo por el que no accedió a reparar todas las ventanas de la mezquita de Al-Qibli.

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El Municipio de Jerusalén remitió las preguntas a la Oficina del Primer Ministro. La Oficina del Primer Ministro no respondió a las solicitudes de comentarios.

El complejo está supervisado por un fideicomiso llamado Waqf, que está controlado y financiado por Jordania en virtud de un acuerdo no escrito con Israel, que tiene una amplia autoridad de seguridad y tiene una pequeña estación de policía adentro.

Israel dice que no ha habido cambios en el statu quo que ha existido en el sitio desde que el estado capturó y anexó Jerusalén Este, incluida la Ciudad Vieja y el complejo de Al-Aqsa, en 1967. Gran parte del mundo considera que la anexión es ilegal, ya que es la falta de reconocimiento de la soberanía israelí sobre Jerusalén Este.

Yitzhak Reiter, presidente de la Asociación de Estudios de Oriente Medio e Islámico-Israelí que se especializa en resolver conflictos en lugares sagrados, dijo que en los últimos años la policía ha aumentado su presencia dentro del complejo, lo que incluye monitorear el trabajo de los artesanos y escoltar a los judíos. adoradores .

Reiter dijo que la relación entre la policía, los administradores del waqf y los artesanos que trabajan en el complejo se había convertido en un toma y daca.

“Así que negocian cada pequeña parte del trabajo y esperan obtener algo a cambio”, dijo sobre las autoridades israelíes, como revisar los sermones de los viernes antes de pronunciarlos.

Durante las redadas policiales en el complejo y los enfrentamientos del año pasado, los oficiales rodearon a los fieles palestinos, incluidos algunos que arrojaron piedras, en la mezquita al-Qibli y cerraron las puertas, dañando las manijas y la madera, según testigos presenciales y videos. Luego, los oficiales se subieron al techo y rompieron las ventanas para disparar gases lacrimógenos y balas de esponja a los que estaban dentro. Los filisteos arrojaron piedras.

Ruedi, de 41 años, dijo que era fácil ver de qué lado rompió las ventanas. Dijo que los que destrozó por completo fueron llevados a cabo por la policía israelí con porras. El video publicado en Facebook durante los disturbios muestra una de las ventanas rotas, con lo que parece ser un club, desde el techo.

En comparación, los palestinos que arrojaron piedras hicieron grandes agujeros en las ventanas, dijo.

En el taller, Bassam Ayesh, de 42 años, observó al Sr. Rowady trabajando en una ventana semicircular de al-Qibli. Ruedi dijo que el vidrio fue dañado el año pasado, inicialmente por los palestinos, antes de que los oficiales israelíes lo destruyeran por completo, y usaron la escotilla para disparar gases lacrimógenos y balas con punta de esponja contra la mezquita.

“Mientras trabajamos en ello, nos decimos unos a otros, ‘¿Cuánto tiempo va a durar esto?'”. ¿cinco minutos? dijo el Sr. Ayesh, quien dibuja los diseños geométricos para cada ventana.

El Sr. Al-Hallaq, el arquitecto, estudió en Grecia antes de volver a trabajar en la mezquita donde creció orando. El Sr. Rowedi dijo que la mayoría de los trabajadores aprenden su oficio dentro del complejo a medida que las generaciones mayores transmiten el conocimiento y las técnicas.

Después del Ramadán del año pasado, los artesanos quitaron el marco de madera de la ventana, quitaron el vidrio roto y el yeso y comenzaron a reconstruir con cuidado.

Primero, colocan una nueva placa de vidrio y vierten lechada en ambos lados. Luego, el Sr. Ayesh dibujó el diseño geométrico en el yeso con carboncillo suave.

Usando un pequeño pico, el Sr. Rowidy se movió lentamente a lo largo del contorno, quitando el yeso poco a poco para revelar el vidrio debajo. En el taller, los únicos sonidos eran arañazos en el yeso y una recitación del Corán de fondo.

Afuera, en el patio junto a la Cúpula de la Roca, algunos de sus compañeros trabajaban en la reparación de una tubería subterránea. Dos policías seguían mirando.

Cerca de allí, policías fuertemente armados escoltaron a los fieles judíos por el complejo. Algunos de ellos oraron públicamente.

Tomando un descanso del trabajo de ventanas, el Sr. Rowedy ingresa a la Mezquita Al-Qibli y examina las ventanas rotas, algunas de las cuales datan del Imperio Otomano, y que espera reparar algún día.

“Oh, Dios mío, cuando se rompe una ventana como esta”, dijo, señalando una gran ventana rosa y azul, “mi corazón se rompe”. “Me preocupan los próximos días”.

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